Aprender a aburrirse es más necesario de lo que parece. Llevamos ritmos de vidas aceleradas: trabajo, actividades, quehaceres cotidianos y una gran oferta de entretenimientos que no nos dejan parar y que además elegimos hacer. Le ponemos al aburrimiento una connotación negativa: ¡ si te aburres eres perezoso, vago…! sin saber que el aburrimiento es necesario. Está demostrado que aporta numerosos beneficios a la salud.
Si bien no hay que llegar al «aburrimiento negativo», que es aquel que se produce a lo largo de un periodo prolongado en el tiempo y que puede desencadenar una situación de estrés o ansiedad, hacer un «tiempo muerto» y aburrirnos nos puede ayudar a:
-Estimular la creatividad: Una de las principales ventajas del aburrimiento es que nos estimula a desarrollar la creatividad y a potenciar nuestras cualidades y habilidades.
-Ayudar a definir metas: al frenar por un tiempo podemos hacer un balance de nuestra vida y decidir cuáles serán nuestros siguientes pasos.
-Descansar y desconectar: El cuerpo y la mente necesitan descansar, liberarse de obligaciones y compromisos, y, simplemente, reponerse para poder continuar.
En general, el aburrimiento resulta desagradable. Pero cumple una función importante: La emoción desagradable del aburrimiento es un recordatorio de las cosas importantes que no estamos atendiendo.
Aceptemos el aburrimiento como algo natural y convirtámoslo en un aliado. Cuando nos sintamos aburridos pensemos que puede ser el momento de dejar vagar la mente para permitirle inventar ideas brillantes.
«El aburrimiento es una emoción de debemos escuchar»