
Compartimos artículo de la Dra. Alejandra Castañada de la Paz que tiene en su Blog, en el que nos estimula para no perder la esperanza en los tiempos que estamos viviendo. Alejandra es doctora en Psicología, Criminología, terapeuta de familia y pareja por la Universidad de Sevilla y Olavide, aunque algunos la conocerán por los medios, bien en el programa de «La Bascula» o bien en el de «Gente Maravillosa» de Canal Sur Televisión. A continuación, su entrada, Color Esperanza:
«Llevamos ya siete meses aproximadamente bajo la amenaza del Covid-19. Nuestros esquemas de vida no han tenido más remedio que modificarse para hacer frente a la incertidumbre, las presiones económicas, la falta de contacto físico, el aislamiento social de seres queridos… Sin embargo, seguimos llenos de temores: a enfermar, a la hospitalización en soledad, a ser nuevamente confinados… y a las repercusiones que todo ello tendrá en nuestra vida personal, familiar, social y/o laboral.
El miedo es una emoción que contribuye a la supervivencia
El miedo como tal no es una emoción negativa, cumple una función fundamental: la supervivencia. Sin miedo seríamos temerarios y pondríamos en riesgo nuestra vida. Pero el miedo no se desata únicamente por un peligro real, sino también por nuestras experiencias y creencias que actúan como filtro para interpretar la realidad.
Actualmente vivimos en una situación constante de alarma e incertidumbre que están generando pensamientos automáticos y creencias que tenemos que empezar a reemplazar por otros más adaptativos sino queremos caer en estados ansioso-depresivos. Y no es tarea fácil, ya que estamos expuestos constantemente a noticias desfavorables.
Saldremos de esta como hemos hecho en otras ocasiones
Nadie cuestiona que el Covid-19 es un tema serio, y nos lleva a utilizar lo que en psicología denominamos abstracción selectiva, es decir, un tipo de distorsión cognitiva que nos hace focalizar toda nuestra atención en los aspectos negativos, obviando los positivos de la realidad a la que nos enfrentamos. Si tenemos que aprender a vivir con este virus tenemos que realizar una reestructuración cognitiva que nos permita abordarlo con un atisbo de esperanza, y para ello no podemos asumir toda la información que nos llega sin sopesar o buscar la otra cara de la moneda.
Sabemos que existen tratamientos que están ayudando a muchas personas a superar la enfermedad y que gracias a ellos los casos de mortalidad están descendiendo progresivamente. Todos deseamos que se apruebe la vacuna para normalizar nuestras vidas, sin embargo vemos que para enfermedades como la hepatitis C o el VIH no existen, pero sí fármacos muy efectivos. Hay personas cuya irresponsabilidad resulta perjudicial, pero también muchos que ponen empeño en el cuidado propio y de los demás.
Tenemos que luchar por mantener la esperanza
Se trata en definitiva de creer que vamos a salir de esta situación, pero para ello no podemos perder la esperanza, pues es lo único que puede hacernos reaccionar y ver que existen posibilidades para ponernos en marcha. La decepción que provoca la falta de acuerdo entre nuestros dirigentes para afrontar esta pandemia y sus consecuencias, nos obliga a confiar más que nunca en nuestra propia capacidad para salir adelante. .»
Alejandra Castañeda de la Paz.