La Espondilitis Anquilosante, es una enfermedad reumática que causa inflamación de las articulaciones de la columna vertebral y de las sacroilíacas.
Se suele manifestar con fases de dolor lumbar, que pueden afectar también a toda la columna y a las articulaciones periféricas, ocasionando dolor, rigidez vertebral, pérdida de movilidad y deformidad articular progresiva.
Suele manifestarse en la adolescencia o en la juventud con mayor incidencia en varones, las mujeres pueden presentar la enfermedad de forma más leve con lo que su diagnóstico es más difícil.
Durante las fases en las que la enfermedad remite, el paciente no presenta síntomas de la enfermedad y puede desempeñar las actividades que le exige su vida cotidiana.
El diagnóstico de la espondilitis anquilosante suele realizarse mediante una revisión del historial médico y una exploración física. Los análisis de sangre y orina pueden ayudar a apoyar el diagnóstico manifestando, por ejemplo, la presencia en sangre del antígeno HLA-B27, o pueden determinar la intensidad mayor o menor del proceso inflamatorio que sufre el paciente.
Ante la sospecha de la enfermedad, se realizará una radiografía de la columna vertebral-pelvis; como interesa la mayor precocidad en el diagnostico proponemos se realice (ya de desde un primer momento ) la gammagrafía ósea por ser mucho mas sensible; en ella podremos apreciar los siguientes signos:
1- Una clara sacroileitis : las alteraciones gammagraficas de las articulaciones sacroilíacas son según los criterios vigentes, el pilar sobre el que se basa el diagnóstico de la enfermedad. Ha de realizarse en proyección PA de pelvis, siendo la lesión más precoz y característica la sacroileítis, bilateral y simétrica
2- Una captación uniforme-intensa de la columna, será un signo más tardío y que nos indicará mayor afectación.
El curso de la enfermedad es difícil de predecir. Con el tiempo, las señales y los síntomas reaparecen súbitamente (recaída) o se calman (remisión). La mayoría de las personas son capaces de funcionar bien a no ser que tengan mucho daño en la cadera. Unirse a un grupo de apoyo de personas con el mismo problema generalmente puede ayudar.
El tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos (aines) a menudo reduce el dolor y la inflamación. El tratamiento con inhibidores del factor de necrosis t. alfa, parece disminuir el avance de la artritis de la columna.
Es importante un buen diagnóstico precoz de esta enfermedad, ya que da la posibilidad al paciente de tener mejor calidad de vida.