Hemos tomado prestadas unas reflexiones de Pablo d’Ors, entrevistado recientemente que queremos compartir.
Terminamos un periodo de confinamiento largo, que ha supuesto , para la mayoría de la población, una experiencia totalmente nueva, por ello es importante analizar lo aprendido en estos dos meses largos. Pablo dÓrs como analista del fenómeno del silencio, nos ayuda a enfrentarnos a un futuro para el que vaticina que no ayudarán nada los profetas «de mal agüero». Aunque tampoco lo harán, dice, los «utópicos ingenuos».
La mayoría , tras esta situación, seguirá igual o muy parecido, pero una minoría, saldrá muy cambiada. Y esa minoría podría llegar a ser, muy significativa socialmente.
Todo empieza siempre con una minoría.
Junto a las respuestas sanitarias, científicas y políticas , que son eminentemente prácticas y necesarias, cantar y aplaudir han sido algunas de las respuestas festivas de la población. Cantar y aplaudir ayuda (casi automáticamente) a poner el corazón en su sitio.
Hemos de aprender a estar con nosotros mismos, sin las redes sociales, para «intra-tenernos», para sostenernos a nosotros mismos.
Si estamos siempre fuera, la verdad es que nos perdemos lo de dentro
El despilfarro en que solemos vivir es, una grave ofensa a quienes carecen de lo necesario. Tanto más tenemos, aunque suene duro decirlo, menos somos.
Aunque fuera algo puntual, esta crisis está sirviendo para dar una mayor importancia a valores como la solidaridad.
Ninguna acción luminosa o compasiva se pierde. Al contrario, ayudan y contribuyen a que se pueda seguir ayudando e iluminando en el futuro. Hemos dado un paso, eso es lo importante. Ahora es importante también dar el siguiente. Es así como se hace el camino.
¿Qué mundo nos espera, un sitio más inhóspito o más acogedor?
Yo soy un hombre con esperanza, para mí eso lo determina todo. Incluso cuando las cosas pintan mal, yo pienso que todo acabará bien. A esto no he llegado por mero optimismo, sino trabajando la virtud de saber esperar. Esa certidumbre de que por encima de todos los vientos que soplen hay una roca que nos sostiene es, para mí, la raíz de la alegría.
EXCELENTE REFLEXIÓN Y BELLA. SÓLO QUIERO DECIR. NAMASTE ?
Muchas gracias por tus palabras. Saludos cordiales.