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La depresión existe, las soluciones también

cdimarbella 0

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La depresión no es un estado de ánimo más bajo de lo habitual, es un trastorno psicológico afectivo que supone cambios importantes en la manera de pensar, sentir , comportarse;  varía desde bajadas transitorias del estado de ánimo hasta el síndrome clínico. Se caracteriza por el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado.

Los síntomas de la depresión abarcan:

  • Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces.
  • Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño.
  • Cambio grande de apetito, con aumento o pérdida de peso.
  • Cansancio y falta de energía.
  • Sentimiento de inutilidad, odio a sí mismo y culpa.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Movimientos lentos o rápidos.
  • Inactividad y retraimiento de las actividades usuales.
  • Sentimiento de desesperanza y abandono.
  • Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio.
  • Pérdida de placer en actividades que suelen hacerlo feliz.

 

La depresión no entiende de edades, pueden padecerla tanto personas adultas, adolescentes o incluso niños. Esta última es la más difícil de identificar, ya que se puede confundir su comportamiento como parte de su desarrollo, con estar deprimido.

 

http://bit.ly/1LJUJS

Causas:

La depresión se puede transmitir de padres a hijos, bien puede deberse a los genes o a comportamientos aprendidos en el hogar. También se puede desencadenar por un hecho estresante o infeliz en la vida:

  • Alcoholismo o drogadición.
  • Afecciones como el cáncer o dolor (crónico) a largo plazo.
  • Pérdida de trabajo, divorcio o fallecimiento de un ser querido.
  • Aislamiento social. 

 

Si algo en común entre todas las personas que están deprimidas es el que no quieran reconocer que tienen un problema y que necesitan ayuda para ser tratados. En ocasiones sienten vergüenza o prejuicios y no quieren que los demás sepan de su estado anímico; en otras se trata de perfeccionismo y autoexigencia y no se permiten mostrar ningún signo de debilidad ni antes los demás ni a sí mismo. 

Lo que está más que demostrado es, que a la larga, esa lucha de no aceptación no solo no ayuda, sino que es dañina para sí mismo, ya que la única manera de cambiar lo que no te gusta es ser consciente de ello. Es por eso que ,tanto para empezar una terapia psicológica como un tratamiento farmacológico, la persona vaya con voluntad propia y comprometida para tratarse. No es conveniente obligarla ni engañarla. Se puede intentar convencer, pero sin presionar. 
No hay que olvidar que la depresión es una enfermedad que debe ser tratada como tal y que tiene solución.
  No tema acudir a especialistas en Psiquiatría y Psicología cuando lo necesite.
  (Más información en Fundación Aened, » Guía de la Depresión»)

 

 

 

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