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La sensibilidad es probablemente de las cualidades humanas más subestimadas; casi siempre la han asociado con fragilidad o debilidad y muy frecuentemente la han confundido con sensiblería.
La sensibilidad es la facultad de sentir. Es el sentimiento que nos hace humanos y que nos lleva a identificarnos con los problemas de nuestro igual. Es la capacidad o propensión natural de las personas a emocionarse ante la belleza, el arte, la música y los valores estéticos o ante sentimientos como el amor, la ternura o la compasión.
Las personas sensibles son diferentes, destacan entre la mayoría. Muchas de ellas crecen con la idea mal aprendida de que son raras, cursis y esta confusión en ocasiones crea un complejo de inferioridad que, con el paso de los años y del auto-conocimiento, desaparece.
Algunas de las características de las personas sensibles:
- Se dejan contagiar fácilmente por las emociones de otros.
- La injusticia les altera.
- Tienden al perfeccionismo.
- La inseguridad y la timidez les acompaña en algún momento de su vida.
- Sienten más profundamente, viven las emociones con más intensidad.
- Los efectos de las críticas les afecta.
- Valoran los buenos modales y los tienen más en cuenta que el promedio de las personas.
- Lloran con más facilidad, no les importa demostrar sus sentimientos.
- Gracias a su gran nivel de inteligencia emocional, son muy buenas para liderar y trabajar en equipo.
- La humanidad y la ternura son actitudes asociadas a ellas.
- Siempre están dispuestas a escuchar.
Pero si hay una cualidad que realmente vaya unida a las personas sensibles, es la empatía. El vínculo emocional con el entorno, hace que entiendan como se sienten los demás, ponerse en su lugar y ayudarles. Además son resistentes, fuertes y tenaces, sobreponen la necesidad del otro ante la propia y se entregan sin medida cuando las circunstancias lo requieren.
Si te sientes identificado y crees que eres sensible, es importante que encuentres un equilibrio propio entre el exterior y lo que sientes interiormente, conecta contigo mismo y vive de acuerdo como eres: sólo, acompañado, en el trabajo, con la familia, con los amigos, acertando o equivocándote, con virtudes y con defectos.
Recuerda que la sensibilidad no es un defecto, expresa tus emociones: ríe y llora cuando lo necesites, son necesidades humanas. Es la expresión de tu foro más interno, de tus sentimientos. Te sentirás vivo y te respetarás a ti mismo. Como decía Gaspar Melchor de Jovellanos:
» Si las lágrimas son efecto de la sensibilidad del corazón,
¡desdichado de aquel que no es capaz de derramarlas!»