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No hace mucho, ha vuelto a caer en nuestras manos “Corazón y Mente”, un libro en el que el cardiólogo Valentín Fuster y el psiquiatra Luís Rojas Marcos, reflexionan sobra la necesidad de escuchar los mensajes que nos manda nuestro cuerpo y nuestra mente, para mejorar la salud y calidad de vida. Ambos coinciden en la importancia del médico ante esta situación: “Si un sistema de salud solo permite dedicar 15 minutos por paciente, es imposible que exista esta comunicación sobre las emociones tan necesaria”; La calidad de la relación médico-paciente, es importante para ambas partes: la empatía, el tiempo dedicado, el respeto mutuo y la confianza mejora la precisión del diagnóstico.
A través de 20 casos reales de pacientes que acudieron a sus consultas, extraemos algunas de las conclusiones a las que llegaron estos prestigiosos profesionales:
“Transmitir seguridad y optimismo a los pacientes es vital, como también lo es tomarse en serio sus quejas y preocupaciones. Si en un principio el médico muestra interés por lo que angustia al paciente y se gana su confianza, las probabilidades de enfocar el centro del problema con su cooperación aumentan sustancialmente”.
“Todos los órganos del cuerpo desempeñan un papel fundamental en la integridad de nuestro ser, pero el motor que los mantiene con vida es el corazón, que se dilata y contrae 100.000 veces al día, bombeando 6 litros de sangre por minuto, a través de cientos de metros de vasos sanguíneos; el ser humano –hasta ahora- no ha sido capaz de fabricar máquina tan perfecta como el corazón, que es capaz de seguir latiendo durante décadas.”
“Una clave de la salud individual y social es la comunicación: interesarse por alguien y saber comunicar este interés puede activar la parte más positiva y constructiva de esa persona y salvarla.”
“Es importante confiar en la tecnología médica y estudiar con cuidado el electrocardiograma, las radiografías u otras pruebas más sofisticadas (Spect miocárdico, Cateterismo), pero también lo es tener una visión mas completa – humanista- de la profesión médica. Los avances son extraordinarios pero hay un espacio –humano- que los médicos tendremos que seguir cubriendo con la palabra, la intuición y el contacto con nuestros pacientes y sus seres más queridos”.
“Para entender el cuerpo humano es preciso entender la mente, la parte de nuestro ser que piensa, quiere, siente: recordemos la afirmación antigua “mente sana en cuerpo sano”. La salud consiste en el estado de completo bienestar físico, mental y social según la OMS”.
“Alargar y mejorar la vida humana es el reto más antiguo y ambicionado de la Medicina. Es posible que algún día lleguemos a diseñar un ser humano que viva doscientos años, pero vivir para siempre no tiene sentido biológico, es cosa de dioses. El envejecimiento es un ingrediente inseparable del tejido de nuestro ser. Por eso, la mejora de la calidad de la vida, y no la inmortalidad, es la meta más práctica y sensata. En la actualidad, una vida razonablemente larga, saludable y satisfactoria ya no es un privilegio de unos pocos, sino una realidad al alcance de la mayoría. El desafío de todos nosotros es aprender a vivir y a envejecer”.
“Sabemos que la correcta comunicación del médico evoca seguridad y cooperación en el paciente. En Medicina la empatía es una cualidad fundamental; ponerse en la piel del enfermo y entender su situación aunque veas difícil-imposible su curación; el médico lo expresa con compasión, tacto y comprensión, lo que a su vez evoca en el paciente seguridad y esperanza”.